EuroSpainCopa 2008 - o cómo los Dioses hacen Justicia

No he podido sustraerme a la "marea roja" y al histórico acontecimiento del triunfo de la Selección Española en la Eurocopa de fútbol.

Cronistas habrá mejores que yo para desgranar los entresijos de la final y analizar el fútbol de España. Yo tan solo me voy a limitar a hacer unas pocas reflexiones...

Por fin los dioses se han conjurado para dar protagonismo a otro "Dios del Balón". Fernando Torres ha alcanzado el Olimpo futbolístico con un gol lleno de fé, fuerza y coraje, que le mete con letras mayúsculas en la historia del fútbol español junto a Zarra y Marcelino. Un único gol que también otorga razones al "Sabio de Hortaleza". Luis Aragonés se ha ganado un postrero respeto que nunca debió perder. Ya nadie echará de menos a Guti y Raúl en la Eurocopa de la Victoria.

Por fin justicia para un fútbol español con la mejor liga del mundo y que casi nunca refrendaba con títulos internacionales de su selección. ¡Qué bonito ver a Michel Platini, (ese que nos privó hace 24 años de un momento de gloria como este), entregar a Iker Casillas el trofeo de Campeones. Iker, un portero también para la historia al detener dos penaltis y pasar de la maldición de cuartos. No puedo acabar este artículo sin hacer mención al resto de jugadores y en especial a Villa, pichichi de la Eurocopa y que, emulando a Gasol lesionado, impregnó de un espíritu ganador al resto de la plantilla.

Por fin Zapatero se quita el sambenito de gafe para el deporte español, o quizá pudo más el talismán de S.M. el Rey demostrando, una vez más, la fortuna que el Monarca trae a los deportistas españoles. Suerte y alegría que tan efusivamente demostró con Platini; no así tanto como con S.M. doña Sofía que se afanaba por abrazarle sin conseguirlo. Bien diferente a los saltos y besos contenidos de los Príncipes. “¡Juventud! ¡Noble apasionamiento! ¡Divino tesoro, como dijo el vate de Nicaragua! ¡Juventud, divino tesoro!”.

Esa Juventud que nos hace falta y que dos niños (F. Torres y L. Aragonés que viven por y para el fútbol) nos han ofrecido para tocar el cielo.

¡Luis, quedaté!